No es la primera vez que escuchamos a nuestros clientes hablar del descontento con su compañía de seguros o desengaño por la gestión de su mediador de seguros. Es por lo que hoy nos hemos decidido a escribir este post.
Para el que lo desconozca, un mediador de seguros debería ser la conexión entre el asegurado y la compañía de seguros. Una figura que debe acompañar y velar por cumplir los intereses del asegurado y/o solventar posibles incidencias.
Existen dos tipos de mediadores:
- Mediador de seguros exclusivo. Puede ser una persona física o jurídica, pero debe trabajar en exclusividad para una sola compañía aseguradora.
- Corredor de seguros. Persona física o jurídica que trabaja con varias compañías de seguros. Estos trabajan con mayor libertad y pueden ofrecer a sus clientes más opciones en cuanto a garantías y primas.
La cuestión es que ambas figuras, de una u otra medida, deberían servir para mejorar la calidad del servicio y proteger a los tomadores de seguros y asegurados.
¿Qué ocurre cuando no ocurre de esta manera? Que se pierde la finalidad de tener a un mediador de seguros. Es por lo que, a favor de reencontrar ese apoyo, muchos asegurados piensan en cambiar de mediador. Pero sin necesidad de cambiar de compañía de seguros y perder su prima o sus garantías.
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