Según nuestra experiencia, el mes de enero, tras finalizar el ejercicio fiscal y cerrar las cuentas anuales de tu empresa, es el momento idóneo y recomendable para hacer una revisión o control tanto de lo que ha ido bien como de lo que ha ido mal y el por qué.
Tanto del trabajo propio como el de nuestros proveedores. En este caso especialmente, el trabajo del asesor fiscal, contable, laboral y/o empresarial.
En el asesor normalmente se deposita mucha confianza pero también bastante responsabilidad relativa a tu empresa, por eso es importante asegurarte que cuentas con el mejor asesoramiento.
El contratar los servicios de asesoría es una tarea la cual se ha de estudiar y valorar detenidamente antes de dejarte asesorar. No es comprarse unos zapatos que si te hacen daño los dejas en el armario.
Por eso hay quién piensa que una vez estas con un asesor es difícil cambiar. “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Tu asesor te conoce y conoce tu empresa, por lo que permaneces con él pase lo que pase. No obstante, desde Romehu Consultores te invitamos a que contrastes con qué servicio cuentas y con qué servicio podrías contar para mejorar la rentabilidad de tu empresa.
Hacer el cambio a otra asesoría es más sencillo de lo que piensas y por eso recomendamos que hagas balance de este último ejercicio y si tras hacerlo nos sale un resultado más negativo que positivo, plantéate cambiar de asesoría. Este cambio puede tener muchas más ventajas para tu empresa de las que quizás imagines y quizás no hayas contemplado.
¿Cómo detectar que debes cambiar de asesoría? Te dejamos algunos ejemplos:
- No recibo un servicio bueno y completo en relación calidad/precio. .
- Recibo giros y cobros por servicios que no estaban incluidos en mi tarifa mensual y de los que ni me habían informado hasta el momento del giro.
- Mi asesor ha tenido errores en distintas ocasiones y en ocasiones errores importantes que me han costado dinero o sanciones
- No vienen a mi negocio nunca.
- Tengo que perseguirlos o llamar varias veces para ser atendido.
- No cumplen los plazos.
- Se ciñen a elaborar los impuestos correspondientes y no se preocupan de nada más.
- No me informan de los últimos cambios en la legislación y cómo me pueden afectar.
- Tardan mucho en contabilizar las facturas y no sé con suficiente antelación la situación real de mi empresa.
- Le da igual cómo le vaya a mi negocio. Soy un número en su lista de clientes.
- No guardan ni archivan correctamente mi documentación.
- No se sientan conmigo a revisar el estado de mi empresa. No detectan fallos ni oportunidades
- Las nóminas de mis empleados siempre llegan tarde
- No me informan de subvenciones, bonificaciones…
Y muchas otras situaciones que pueden entorpecer el crecimiento de tu empresa.
Entonces ¿Cómo y cuándo cambiar de asesoría?
Cambiar de asesoría es igual de sencillo durante todo el año, sin embargo, los meses de enero y febrero se presentan como el mejor momento ya que empieza un nuevo año fiscal.
Aunque siempre es conveniente cerrar el ejercicio y dejar las declaraciones del año presentadas y revisadas con la asesoría actual, es importante que sepas que la nueva asesoría que quieras contratar, al menos en Romehu Consultores así se hace, puede presentarte impuestos pendientes, y retomar o corregir cualquier situación iniciada con otra asesoría.
Una vez te des de alta con la nueva asesoría esta se lo comunica a la antigua mediante un documento firmado por tu parte de consentimiento y un checklist de todo lo que necesita del cliente. NO HAY QUE HACER NADA MÁS POR TU PARTE. Todo lo debe gestionar la nueva asesoría en buen entendimiento con la anterior, sin molestias ninguna por parte del cliente.
